lunes, 16 de enero de 2017

VIVIR LA REALIDAD



VIVIR LA REALIDAD

La realidad de la vida es una.
Pero sucede que por causa de la imperfección y según el grado de la misma en cada persona existe una “zona oscura”. Lo cual condiciona la existencia del individuo.
Por ejemplo: cuando se desconocía la existencia de los microbios , cuando el hombre moría por causa de las infecciones , no comprendía su origen.
La realidad no estaba siendo captada y se encontraba limitado en sus posibilidades de supervivencia. El suceso estaba rodeado de un halo de misterio. Y las especulaciones podían ser múltiples y gratuitas.
¿Estamos seguros de poseer una visión completa de la realidad de la vida, de nuestra posición?

En el grado en que la poseamos así serán nuestras posibilidades de éxito.

La imperfección nos limita. Eso es un hecho y el no tenerlo en cuenta es un error que se paga caro. Ahí tenemos a los jóvenes que mueren practicando deportes de alto

riesgo, porque la emoción les engancha y bloquean su mente creyendo que a ellos no les puede pasar nada.
El ignorar algo que está ahí, aunque nuestra vista no pueda captarlo, puede llevarnos a cosechar nefastas consecuencias por ignorarlo.
Pero lo peor es no querer reconocerlo y no aceptarlo como una realidad aunque es evidente que existe por los hechos palpables.


Es una osadía desafiar a los virus y exponerse a coger una hepatitis C, el sida, etc., permitiendo que el placer ciegue la mente y consiga que se olvide su existencia. Ignorar la realidad puede ser letal.
Si a nivel físico se debe tener presente la realidad , no hay que olvidar que ésta también abarca lo mental y lo espiritual de la persona.
Igualmente que alimentamos al cuerpo, por que la realidad es que necesitamos energía física para movernos y mantener la salud; también debemos alimentar la mente y el espíritu.
Existe la realidad del pensamiento, y las personas funcionamos movidos por los conceptos que maneja nuestra mente. Condiciona nuestros criterios.
Y existe la realidad espiritual y la aceptación de la misma condiciona nuestras creencias y Fe. Orienta nuestros pasos en la vida.
La realidad es que si no conocemos lo que comemos y bebemos podríamos estar cayendo en un proceso de intoxicación más o menos intenso que nos llevaría a la degeneración orgánica, a la enfermedad y a la muerte prematura. Hay que procurar una alimentación sana y moderada.
La realidad es que si no somos selectivos con respecto a lo que escuchamos, leemos y pensamos, nuestra mente no podría elaborar criterios razonables y saludables. Y caeríamos en actitudes que manifestarían una pobre mentalidad.
La realidad es que si existe la vida sobrehumana, si existen seres espíritus y no estamos bien informados, podemos llegar a complicarnos la vida al querer vivir omitiendo su presencia.
La realidad es todo eso y para disfrutar de mejor salud, bienestar y tener éxito hay que aceptarlo. 

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