jueves, 12 de enero de 2017

INTERES SALUDABLE

INTERÉS SALUDABLE. 

El interés por la salud es algo natural.
El preocuparse en exceso no es bueno.

Ningún humano se libra de padecer algún problema de salud a lo largo de su vida. Todos sufrimos en un momento u otro algún trastorno o enfermedad;


y todos nos vemos sujetos a los achaques de la vejez.
De modo que es natural y hasta provechoso que nos interesemos por tener buena salud. Después de todo, ¿no deseamos vivir felices y con la mejor calidad de vida que nos permitan nuestras circunstancias?
Ahora bien, aunque queremos estar sanos, debemos ser realistas y reconocer que es imposible retrasar por completo el proceso de envejecimiento o no enfermarse nunca. Hasta los más cuidadosos y responsables en cuestiones de higiene y salud han tenido que lidiar con problemas que les han distraído de sus actividades del vivir diario.
Y en ocasiones por bastante tiempo o de forma continua.
En ocasiones no es fácil la batalla que hay que lidiar contra la enfermedad y hemos de procurar adquirir conocimiento y entereza para poder sobrellevar el sufrimiento y las limitaciones que nos provoca tal situación indeseada.
¿Dónde buscar información y donde hallar fuerzas que nos ayuden a sobrellevarla? ¿Dónde podemos aprender mucho y de quienes?
Cada uno actúa según su criterio y su fe.
Pero el preocuparse en exceso por la salud no es aconsejable, pues provoca problemas añadidos
Y puede inducir a buscar soluciones comprometedoras.
En ocasiones es peor el remedio que se utiliza que la propia enfermedad.
Y eso nos advierte de que hemos de proceder con sabiduría ante el desafío que suponen las enfermedades.

Es razonable aceptar la asistencia médica oficial o complementaria, pues los profesionales tienen unos conocimientos que pueden ser vitales en determinadas


ocasiones.
Y determinados tratamientos pueden ayudarnos a recuperar el equilibrio vital y hasta salvarnos la vida.
Hemos de estar agradecidos al apoyo y a la cooperación que nos prestan muchos abnegados profesionales de la Salud.
Cada uno debe ejercer su libre albedrío a la hora de escoger que sistema médico desea utilizar para combatir su problema de salud.
La decisión debe ser tomada después de valorar todo lo que está implicado y examinando con cuidado las distintas opiniones y el convencimiento personal.

Sabemos que hoy día no es posible gozar de salud perfecta; por eso lo más aconsejable es no obsesionarse con el tema de la salud.
La manera equilibrada de ver las cosas es distinta de la de quienes se obsesionan y tratan de buscar remedios milagrosos, y descuidan su responsabilidad de abandonar ciertos hábitos y costumbres dañinas para su salud y de hacer todo aquello saludable que ayuda a su organismo a restablecerse.

En su afán de curarse, hay personas que son capaces de recurrir a cualquier tratamiento, lo que pudiera conducirles ante curanderos o terapeutas desalmados que prometen
lo que no pueden dar, pero eso sí arruinando a los que desesperadamente les buscan.
El que cree que esta vida es todo lo que hay, puede verse tentado a perder la dignidad ante determinadas pruebas en que se pone en peligro su vida.

Otra razón por la cual no debemos inquietarnos excesivamente por nuestra salud es que corremos el riesgo de concentrarnos demasiado en nosotros mismos.

Lo cual nos haría egocéntricos y finalmente de forma egoísta buscaríamos el aislamiento y no seríamos receptivos a la ayuda y al cariño que se nos quiera dar, y quizá trataríamos con falta de bondad a otros, cosa que iría en contra de nosotros mismos.
Debemos impedir que nos atrape la obsesión, y eso se evita estando atentos a las necesidades de otros, a pesar de nuestro preocupante problema.
Es apropiado y necesario y nunca está mal que atendamos nuestra salud, pero el cultivar



verdadero interés por la tranquilidad y las posibles necesidades de nuestros seres queridos y amigos y personas respetuosas de nuestro entorno, nos ayudará a no caer en la obsesión de nuestro propio mal.
La vida puede perder su verdadero sentido y entonces iríamos tras metas que son siempre frustrantes, si nos concentramos obsesivamente en nuestros propios intereses, olvidando los de los demás.
Estar obsesionados por una enfermedad o por un sistema u otro al tratarla, podría convertirnos en defensores fanáticos de métodos que en definitiva son humanos, y que en verdad no todos vemos, ni encajamos de la misma forma.
Hemos de estar atentos a dar valor a lo que realmente lo tiene.
Existen prioridades en la vida que nada, ni nadie debe hacernos perder de vista.


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